convirtiendo el norte en todas las direcciones posibles.
Tenía la cadencia mágica de una gota peregrina,
izada sin forma, vencedora, en el camino de nadie
y el cuerpo del hombre.
Su agua era un pájaro flotando entre la luna y mis ojos,
agitada libertad, la de mis pies desnudos,
hundidos en la mirada sobre el mar.
Escapó de las manos que no tocaron nunca
el sol frente a frente.
Escapó un verbo pronunciado en ese instante,
un tenue rumor de viento,
deseo y rosas tejidos en la piel.
Mónica López Bordón -Las Palmas de Gran Canaria//Alcalá de Henares-
Publicado en la Biblioteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario