de alguna primavera
o en alguna corola sin signos
esparcida en el silencio.
No diré adiós,
cuando me vaya
a ese exilio inevitable
que extingue toda una vida.
Dejaré al partir
un aura sensitiva,
para que avente las hojas
del viento sin lágrimas.
Libre en mi andadura,
cuando me haya ido,
quiero ser violeta en las páginas
de cualquier historia vivida
sin las tétricas sombras de este otoño en mis ojos.
María Ángeles Bernárdez (España)
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