“La literatura europea moderna nace a finales del renacimiento y su impulso decisivo es la Biblia en sus traducciones a lenguas vernáculas. En España no hemos tenido un texto bíblico como modelo literario”
Mis referencias y conocimientos sobre la variada obra, poesía, novela y ensayo-periodismo (por el momento) de Félix de Azúa viene de aquellos tiempos lejanos, pero no olvidados, de la colección de poesía El bardo de José Batlló, punto de partida para llegar a la novedad plena de aquellos años con los “Novísimos” y su envolvente impacto mediático dirigido por Castellet que, provocaron muy variados juicios críticos y personales en el gremio de poesía y poetas donde no salían muy favorecidos los bardos del Sur.
Fueron duros los criterios del siempre admirado y recordado Vázquez Montalbán, pese a sus burlas, a los poetas de “secano” de esta Andalucía. Muy duros los criterios y de una superioridad innecesaria. Ellos se consideraban poseídos “ Nosotros orgullosos y estábamos persuadidos de que la poesía era la actividad más importante de la literatura, de ser un puñado de ilustrados en un país salvaje, comulgábamos con la corriente general” Curiosamente parece ser que no pasan fechas, pese a su “pobreza” y modestia (pueblo viejo y sabio a lo Gatopardo de Lampedusa), donde no son condenados los braceros del campo por el purísimo Duran Lleida, así como que Félix de Azúa vierta sobre el poeta Juan Ramón Jiménez los juicios de Gil de Biedma –que son los suyos- siendo aquel fiel discípulo de otro poeta de “secano” Luis Cernuda cuyo admirado maestro fue JRJ.
En fin cosas de la modernidad catalana: “J.R.J. fue un escritor copioso al que no he leído del todo. Lo que aquí diga son recuerdos de impresiones de lecturas de ‘Platero y yo’, ‘Españoles de tres mundos’, ‘Segunda antología’, ‘La estación total’, ‘Animal de fondo’, ‘En otro costado’ y el extenso poema ‘Espacio”. .
Tras la andadura y riesgo poético, Azúa se adentró en la novela, escribe con lucidez y riqueza no le falta a este buen observador, aunque en ocasiones se apodera de una cierta precipitación un tanto subjetiva. Asunto que se debe comprender si a medida que se lee se refiere a sí mismo, pero con esmero y tacto que ha conservado de su primera fuente que fue la poesía: “La poesía ha gozado de un estatuto superior a las restantes artes desde la antigüedad. Esta privilegiada posición puede ser discutida, pero no es nuestro asunto” Para Félix de Azúa el novelista actual “acepta de buen grado su mercantilización, aunque algunos se pongan altivos. .
En los años medianos del siglo XX todavía quedaba un buen número de novelistas que se ponían remilgosos y aseguraban escribir “para ellos mimos” o tan espontáneamente “como los pájaros cantan” Ya casi no quedan escritores de este jaez” Como señala al inicio de este interesante ensayo. Lo que escribió Gabriel Ferrater “que un buen novelista es un poeta que quiere dinero”. Lo que le parece “una excelente definición, aunque podría también con menos crueldad que un buen novelista es un poeta que quiere ser leído por las masas o por lo menos por un gran número de ciudadanos” Todo el que escribe desea ser leído, se escribe para transmitir a otros ficción o realidad. Claro que hoy día con la comercialización desorbitada, La novela ha dejado de ser considerada un arte mayor en cuanto a la producción real” lejos quedan pues, los tiempos de Anna Karenina y La montaña mágica, por tomar solo estos dos ejemplos. Buen ensayo sobre la novela, aunque por ciertas preferencias, como en el de la poesía, se podría discrepar.
Cierra el libro la escritura del ensayo, todo un laberinto interesante con una coda dedicada al periodismo género dominante en nuestros días. Aquí el autor se presenta tal como es en la actualidad en la que se encuentra en una tercera aventura tras la poesía y la novela. Etapa que se puede asegurar es leída y comentada con viento a favor por ese estilo y manera de tratar el ensayo periodístico como género dominante en nuestros días, en el que parece haber encontrado su tercera etapa. En el buen sentido de la palabra su tercera edad en el oficio creativo de la escritura. En resumen, es un “libro testimonio fino, polémico e interesante, “que a su vez construye un estímulo para enfrentarnos a las urgentes transformaciones de nuestro tiempo”.
FRANCISCO VÉLEZ NIETO
Publicado en el periódico sigloXXI
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