El ángel cayó. No se explicaba por qué sus alas dejaron de moverse, y la piel le cambiaba de color como semáforo: purpura, plata, mar… Otros también cayeron, y se encontraron. Al principio no pensaban en el asunto, sin embargo, cuando comenzaron a sentir dolor, se preocuparon. Coincidieron en que el viaje al sol los afectó por perseguir, en batalla, en ese espacio del Universo, al demonio AC1231 (El Príncipe). El análisis que se hicieron dio como resultado que era contagioso e iban a morir. La cura estaba en un tipo de sangre casi extinta, y las características borradas del genoma humano. El banco de dato celestial dio como resultado a alguien en existencia con ese tipo de sangre. Dirige un ejército en contra de ellos, en efecto, tendrán que ir al centro del Infierno a tomar la muestra. Tienen las cabezas inclinadas hacia abajo, porque aunque son un buen número, tendrán que tomar la muestra del padre de AC1231, no hay otra forma, no quieren morir.
Vicente Arturo Pichardo (República Dominicana)
Publicado en la revista digital Minatura 124
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