A veces,
me pierdo en los caminos de mi infancia
y revuelvo vivencias
hurgando en mi pensamiento.
En ese oasis,
alejado de todos
(y de todo)
donde sólo habitamos
mis recuerdos y yo,
algo me dice
que he vivido oculto en mis palabras,
disfrutando la sonrisa
de tantos amaneceres
y tantas puestas de Sol
por el horizonte.
De pronto,
despierto del sueño del poeta
y observo...
cómo lucen tachados
(en mi calendario)
aquellos días felices.
Quedan como besos perdidos
en mi mejilla.
Son besos sin retorno.
PEDRO VERA
Publicado en el blog trinidad51
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