Me enciendo y me quemo con la llama de su amistad
Con la hoguera de sus besos, con el fuego de su lealtad.
Me dan escalofríos y me acongojo…
Cada vez que él me utiliza como capricho y antojo.
Me arden las entrañas con sólo su presencia
Como a los quince años en plena adolescencia.
Me apago por dentro y sólo guardo cenizas,
De sus grandes “noches”, de mi llanto y de sus risas.
Me prendo como leña seca, como paja en tardes de agosto
Sólo con mirar y contemplar la expresión de su rostro.
Se me hiela la pasión, la ilusión y la esperanza,
Las ganas de estar con él y sus manos en mi espalda.
Me derrito, como se derrite el azúcar en el café.
Me derrito y me deshago cuando de sus sentimientos doy fe.
Él es como el Polo Norte en el verano de mi vida.
JUAN RUIZ MORAL
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