Alguien nos brindó los idiomas y las calles,
nos prestó su fe para negociar con los dioses
y juró en falso que el destino es mentira.
Pero algo está ocurriendo ahí afuera,
¿o no escuchas los gritos por los tejados,
el miedo en las oficinas, las preguntas
que repiten los teléfonos sin nadie?
Hay un puñado de luces que incendian las palabras
Y las nubes de la razón anuncian
relámpagos de vértigo y aguaceros de dudas.
Dame candela y viento, corazón cobarde.
Déjame que busque la puerta de salida.
Es así que escapamos del país de las tinieblas,
del educado salón de la gente respetable.
Dame el precio nuevo de este sueño antiguo
y dime cuánta sangre pagaremos a cambio.
Nadie tiene derecho a quedarse quieto
ni a creer que esta rabia no le pertenece.
Mi vela mayor lleva escrito el rostro de tu alma.
Me llaman con el nombre que tuvo la aventura
y sólo el mar se oye al final de los días.
“Buen viaje”, repiten quienes bogan a bordo
de esta rara nave con rumbo a no sé dónde.
JUAN JOSÉ TÉLLEZ RUBIO -Algeciras-
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