viernes, 3 de mayo de 2013
LOS LÍMITES DEL CIELO
Los invasores de la flota negra se acercaban en formación de combate.
Miles de naves, cargadas de armas de gran potencia y poderosos ejércitos, llegaban hasta los límites del imperio Den. Hasta ese momento habían conquistado casi todo el universo conocido, y solo les quedaba por dominar aquella parte, la más lejana de todas, situada en los confines del cosmos.
−Señor, ya casi rozan nuestras fronteras – informó un oficial vestido completamente de blanco a su
comandante en jefe.
−No esperé nunca ver llegar este momento – murmuró el Gran Jusveha.
−Dijiste siempre que todo lo creado les pertenecía totalmente – comentó su hijo, que se mantenía a distancia observando el avance del enemigo.
−Pero no Den. Den es el lugar al que nunca deben ir antes de tiempo.
−Ellos no saben dónde están llegando, padre.
−Quizá ellos no, pero sí quien los dirige.
El Gran Jusveha observó el universo que se extendía ante él. Se sentía triste, y derrotado como nunca antes en su larga vida. Tal vez, pensó, su eterno enemigo iba a vencerle definitivamente.
−Tú debías conocer que esto pasaría al final – le recriminó su hijo.
−Pero el libre albedrío les pertenece, hijo – respondió Jusveha – Además, tuvieron la oportunidad de seguir tus prédicas y apartarse del mal camino.
−Es tarde para todo salvo el enfrentamiento final, padre.
Los dos callaron, y contemplaron el avance de la flota negra de los habitantes de la Tierra, comandada por Erik von Luzze, que no era otro que el siempre irreverente Lucifer, el ángel caído, que volvía para invadir el preciado Den, el prometido paraíso que ahora sería para el que venciese en la guerra definitiva.
Francisco José Segovia Ramos (España)
Publicado en la revista digital Minatura 124
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