sábado, 4 de mayo de 2013
LA CURVA DE MI POESÍA
“¡Toma!, exclamó enrollando en su cuello
un cinto de seda blanco.
Se abandonó a la muerte
y dulcemente le siguió. “
Bajo el pulso de cada letra
yace el recuerdo de criaturas y sueños;
historias, loas que se hunden
en la curva del poema.
Nunca he sido dueña de mis versos.
Extrañas sombras de luz los guían,
y saben tirar de mis dedos
como títeres con cuerdas.
Emborrachada de vida,
lenta absorbo las palabras
para plasmarlas en papeles,
gritos emergentes de amadores.
Con olor a necios flacos,
aquellos que odian el verso.
Crueles prendieran fuego
y quemaran iluminadas siglas.
Y si me cortaran las manos,
seguro que cantaría,
al igual que trovadora manca,
versos saldrían de mi boca.
Solazada de miel de los tiempos
parábolas, narraciones y cuentos.
Más si me sajaran la lengua,
dosel de carne sin lecho.
Muerta parece que quedo
sin pulso y voz quebrada.
Sólo el oído y el ojo,
vieran y escucharan con descaro.
El amor a la poesía encontraran
en las calas junto a mi tumba;
la risa de Dios en sus oídos,
afinando sus pobres sentidos.
Ana María Lorenzo.
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