Déjenlo vivir en la palabra,
respirar el último amanecer
del DF
Fue un virgen, un santo, un pastor de ovejas
en la oscuridad el insomnio.
Lector insaciable, incorregible, sabueso tenaz
de las coartadas de sus personajes.
¿Infrarrealista, chileno, poeta, anarquista, novelista,
cuidador en un camping, ladrón de libros,
provocador, hijo de un boxeador aficionado,
profeta del huevo y la gallina?
Podríamos llenar páginas y páginas,
decir este fue y no fue Bolaño
y no tendría importancia
Lo escrito, escrito está,
la sangre es un río, venas
que van al mar, y es el morir.
Rolando Gabrielli
Publicado en la revista Fuegos del Sur
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