Al no ser capaces de esbozar
y escuchar las palabras,
nos convertimos en sordos de nacimiento
e imbéciles de oportuno.
Brotando en tierra cual hierba mala
que crece y crece
sin más sentido que el de inundar la belleza
que a la tierra cubre,
aquella que muy a pesar de la iniquidad,
desde abajo florece...
Y se queda bien arriba
para ser vista y olida.
LOLA FONTECHA
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