Entro en el paraíso de tu mano
con la vieja armonía
que ha inventado la música;
nota a nota, tus dedos
arrancan el sentido que se esconde
dentro de la emoción,
aquélla que descubre
que tu cuerpo y el mío permanecen
a la sombra del tiempo.
Y la Naturaleza se detiene
y nos contempla silenciosa
cada vez que tú y yo
estrenamos el mundo,
porque la luz que borda paraísos
de infinitos colores
es el mundo que habita
en nuestro corazón.
Milagros L. Salvador -Madrid-
Publicado en la revista Oriflama 21
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