Te regalo la tarde,
porque nadie la pensó, como yo, para ti;
como un niño que, buscando peces,
encuentra su reflejo y se lo regala al agua.
Y, mutismo al ocaso,
tus ojos desatan a los míos,
mientras los colores se vuelven grises,
y éstos, a mis brazos, te traen con la noche.
Te lo regalo todo.
Porque todo me sobra con tal de amarte.
Del libro Violeta malabar de Alejandro Gómez García -Madrid-España-
Publicado en La Biblioteca
No hay comentarios:
Publicar un comentario