Junté
esas letras dispersas
que el poeta
no se animó
a ocultar,
esa tarde que desdibujó
en suspiro bipolar y enemistado.
Las junté,
compulsión y rechazo
anudaron el ombligo
contra la voz
que no se escucha.
Las junté
antes que el hombre
que me llama en las mañanas
las posea
las ablande
las desaire
las humille.
Del libro Salobre de Griselda Rulfo -Argentina-
Publicado en la revista Con voz propia 52
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