jueves, 28 de marzo de 2013
GALOPA, CABALLO MÍO
Galopa, caballo mío,
sobre la raya del alba,
y alerta a todos los pueblos
que está llegando el mañana.
Diles, caballo, que el día
amanece en dentelladas,
para que estén prevenidos,
para que cojan sus armas:
sus arados y sus hoces
contra la negra amenaza,
esa que empuña fusiles
y les rompe las espaldas.
Corre, corre, no desmayes,
que no te detenga nada,
que los campos están prestos
y las tierras abonadas.
Lleva tu mensaje alado
para sembrar la esperanza
en todos los corazones
que esperaban la alborada.
A todos los sin futuro,
a las calles, a las plazas,
a los campos y a los montes
ha de llegar tu llamada.
Que se levanten las voces
jornaleras que proclaman
que la tierra no es del amo,
sino de quien la trabaja.
Que a todos los andaluces
nos llegue su voz al alma
para desterrar el miedo
de siglos de oscura trama.
Que sean las procesiones
un desfile de guadañas,
para liberar la tierra
por tanto tiempo humillada.
Soldados de nuestro orgullo,
de inteligencia, de casta;
del azul de nuestros mares
y el blanco de nuestras casas.
Caballo, para en la cumbre
-más alta de nuestro mapa-
y clava en ella su enseña:
la luminosa arbonaida.
Que sus colores revivan
y alienten cada mirada.
¡Diles que ha llegado el día
para librar la batalla!
A Marinaleda, donde la Utopía es posible.
María Cebrián
Publicado en su facebook
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