viernes, 29 de marzo de 2013
CAMINO LENTO
Camino lento.
En algún momento próximo al crepúsculo,
los bordes de mis alas ardieron.
Con las cenizas, tracé senderos absurdos, intransitables.
Se quemaron los vuelos primigenios
y ahuyenté las alondras que volaban
al ras de mis sueños.
Hoy camino lento,
con ese pesar que se adhiere
a los muros donde se atrincheran mis recuerdos.
Hoy llevo sedientos mis poros,
y cada tanto, debo detenerme
para abrevar en el oasis de tu nombre.
Camino lento, con el sigilo de quien ha olvidado
cómo se endereza la espalda
para hacerle frente a los dardos de la noche.
Tengo mi cautela acostumbrada
a no sorprenderse ante el diluvio inminente.
Ofrezco mis sequías, mis páramos hambrientos,
mi pobreza enquistada en las vísceras
que se han olvidado cómo se detiene el miedo.
Mis pasos ahora son lentos,
como si fueran marcando el contorno de mil huellas,
como si en cada sombra se ocultara la clave
para resolver el enigma de los silencios.
Paso a paso voy aprendiendo.
Tengo un diploma que anuncia
mi idoneidad para saber estar sola.
Por eso, camino lento.
Ya no quiero tropezarme con las formas inconclusas
que merodean mi vereda,
para luego hallar que en la próxima esquina,
los faroles se apagan y la noche tiende su manto
para acariciar el borde de mi desvelo.
Elsa Florit
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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