jueves, 21 de febrero de 2013
UNA CONTRADICCIÓN FIRMADA CON SANGRE EN LAS PAREDES
"No puedo soportar esta austeridad estoica de vivir.
Ahora mismo me dejaría acariciar por cualquiera"
(Anaïs Nin, en Incesto)
No me regales más libros de inteligencia emocional.
Lo que yo quiero estaba escrito en las coplas de la Piquer
o en el qué te pedí de la Lupe.
No tenemos tiempo, no creas. No hay tiempo que perder
cuando es algo intangible y jamás poseído.
Solo ha de mandar ese impulso, la intuición vital,
ese agarrarte el brazo y traspasar la barrera
de lo socialmente establecido como prudente.
Siempre han existido portazos, cigarros compulsivamente
malgastados, dos corazones que impregnan de vaho una ventana.
No más sentido común, por favor. No más contención,
no más mejor no me mojo porque igual fracaso, mejor no me tiro
por si no hay paisaje al otro lado de tus ojos.
No más yo me conformo. Me protejo. Me aíslo.
Lo que yo quiero lo canta Sabina. Yo soy él pero sin su tono canalla
y su cigarro en la boca.
Lo que yo quiero está en los poemas de Lorca -pese a la tragedia-
la luna, el caballo, la navaja, la sangre derramada.
La gota de esperma que brilla en la baldosa de un pasillo en la penumbra
-los pies descalzos que no alcanzan el lavabo a tiempo. Tu risa de fondo.
Ojos de bambi me han llamado.
Será esa inocencia -ingenuidad- de querer esto que digo.
Una contradicción firmada con sangre en las paredes.
Pero con lengua.
MARIBEL MIR
Publciado en el blog carlota-exnihilo
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