lunes, 25 de febrero de 2013
SER MUJER EN EL SIGLO XXI
Por Alicia Rosell
Ser mujer en un mundo competitivo y profesional significa que nunca podemos bajar la retaguardia, que seguimos teniendo que demostrar mil veces más que lo hace un varón, que somos tan válidas como ellos en todo.
Ser mujer en pleno siglo XXI es constatar que la historia de los logros de las mujeres se sigue escribiendo con sudor y lágrimas, con el trabajo incomprendido y el menosprecio de colegas o el de la propia familia.
Es bello ser mujer porque yo soy una mujer. Aclaro que no soy feminista, sino fémina y femenina. Soy una sencilla mujer y nada más.
Lo realmente difícil es lograr conciliar nuestra esencia de ser mujeres y profesionales en un mundo de hombres donde todavía nos cuesta dejar la impronta de nuestra huella sin pasar por la aprobación y el reconocimiento de algunos de ellos. A pesar de que se ha avanzado en este terreno, a las mujeres nos queda mucho por hacer y más que decir. Por bien de la humanidad. Porque hablo en su nombre y no solo en el propio.
No nos quejemos, sin embargo: Las cosas han cambiado para mejor. La cuestión es que aún sigue existiendo desigualdad aunque no lo parezca, tanto en lo profesional como en la vida privada. Las mujeres más afortunadas tenemos mucho que aportar y luchar para que las demás mujeres del mundo puedan escribir en la historia sin dejar rastro alguno de regueros de sangre ni estelas de dolor.
El mundo sigue siendo un mundo de hombres porque aún se nos sigue mandando a callar y se nos pide más que a un varón por hacer lo mismo. Es una realidad palpable que apreciamos las mujeres del mundo desarrollado y en exceso, las mujeres de los países menos favorecidos. No es generalizar sino dejar constancia. Porque aún no ha acabado la lucha para quienes damos la vida al hombre, pariendo con dolor y sangre, dando nuestra vida solo por amor. Siempre por amor.
No nos auto engañemos, mujeres de todas las condiciones. Mientras nos sigan mandando a callar o se ignore nuestra presencia e ideas, no habrá igualdad.
María Zambrano, en la foto, mi heroína, lo dijo en pocas palabras. Gran mujer. Ella dejó su impronta para las que vinimos después... "Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila".
Yo me hago eco de sus palabras y desde aquí, le rindo mi homenaje de mujer luchadora.
Publicado en el periódico digital La Urraka Cartagena
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