Pero amor, es que el pie
se desliza siempre
por más hondas grietas de penumbra.
Al otro lado
se oye gemir de tanto en tanto
a los perros, ebrios de melancolía
y el humo de otra noche asciende
sin prisa y lejanos astros pasan.
Alejandro Drewes -Argentina-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 42
No hay comentarios:
Publicar un comentario