De pronto esa desesperación sorda por asir el tiempo se extingue. En la unión certera y terrible de almas o cuerpos, el ser se multiplica en el otro, se extiende, entre discos y litros de café o cerveza, palabras y más palabras, algunas risas, y sí, de pronto, un momento casi ilusorio justifica la repetición de los días. Y pareciera que el amor o algo similar, anulara la implacable dramática del tiempo.
Melody Geraldine
Publicado en el blog melodygeraldine
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