Oscuridad.
Una pequeña lámpara se enciende y su escasa luz sólo deja ver la mesita sobre la que reposa y, junto a ésta, una silla. Un hombre joven irrumpe en el espacio iluminado. Se le nota intranquilo. Tras mirar a su alrededor con movimientos rápidos, se sienta en la silla. Con gesto concentrado, rompe a hablar:
HOMBRE JOVEN.- Espíritu, si estás ahí, da dos golpes.
En el silencio de la habitación resuena un único golpe.
La lámpara se apaga.
DAVID ROAS
Publicado en la revista Sea breve, por favor
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