Este reloj pretende la partida. Partida lenta, casi inocente como el color de los naranjos. Así, casi suaves, dulces, estas agujas cruzan números de tiempo para exiliarme de la esperanza.
Me rebelo; aprieto la furia y juro sobre una batalla perdida antes de tiempo. Crucifico la finitud.
El reloj pretende la partida. Exiliarme del mundo, de las estatuas de asombro, de tus manos que ya no recuerdo, de los pájaros…del color de los pájaros…
Los relojes mueren si no hay luz. Entonces tomo el sol de la ventana, lo escondo y lo llevo bajo los huesos de tu nombre.
SUSANA CATTANEO
Publicado en el blog extranjeraweb
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