sábado, 23 de febrero de 2013

COMUNIÓN


El aire movía las ramas
y las hojas se caían.
Se caían y revolaban.
Absorto en sí mismo, el árbol,
así mismo se ignoraba
y aún más  allá de las hojas
y más allá de las ramas,
el árbol  y sus raíces
con la tierra comulgaban.

JUAN CERVERA SANCHIS -México-

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