martes, 19 de febrero de 2013

AZUL MARINO


Llegó al fondo del océano y comprendió, horrorizado, que seguía vivo. Por primera vez, las malditas branquias artificiales habían funcionado. ¿No podía haberse ahogado como los demás?... Ahora los carceleros vendrían a buscarlo para continuar con los dolorosos experimentos.

Claudio Biondino -Argentino-
Publicado en la revista Ficciones Argentinas


No hay comentarios:

Publicar un comentario