Mi abanico no respira
está roto por un lado,
abro, cierro, muevo la mano
y lo giro a un lado,
a otro con cuidado,
más deprisa, más despacio…
Así, así, asá, asá ¡Uffffff
qué calor!
Y lo muevo
y no sopla arriba,
abajo y lo abro
y lo cierro
para que se vea
que se vea el aire.
Del libro CACHIVACHES de
JULIE SOPETRÁN
Publicado en el blog eltiempohabilitado
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