Por la siempre amable tía
de los hermanos sobrinos
yo abro todos los caminos
que encuentro mi poesía.
Los sobrinos son la vía
que la llevan al parnaso,
pero si ellos hacen caso
a lo que les dice un viejo
se verán en buen espejo
cuando lleguen al ocaso.
A Roberto yo lo extraño
como si fuera mi niño
y a Ricardo con cariño
muchas veces lo regaño.
Regañar no es hacer daño,
al contrario, se hace bien,
cuando se regaña a quien
no se abrocha la camisa…
Aquí se acabó esta misa…
hasta la próxima: Amén.
Francisco Henriquez
Publicado en Carta Lírica
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