Repoblamos la montaña
con las cruces de inocentes,
devorando las entrañas
de una tierra acostumbrada
a ser lecho de valientes,
de una tierra levantada
por las gotas de su frente
y que ha sido conquistada
por las manos indolentes
que la sienten tan extraña.
¡A la montaña!
Gustavo González -Valladolid-
No hay comentarios:
Publicar un comentario