Es una sombra;
es sólo una sombra, que se arrastra
y muerde la luz con sus encías blandas
y desangra sus labios en la tierra.
Es una sombra; sólo una sombra.
Apenas te presiente,
levanta temblorosa su alón infinito
y lo bate en silencio.
Y se va.
Y cuando llegan tus pasos,
hay una sombra única.
Del libro El silencio se estremece de
ANTONIO ABDO
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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