Nadie quiso contarme qué sucede
cuando Melchor no existe;
solo sé que es diciembre y ya no queda
tinta para escribir.
Dejaré por si acaso los zapatos
y la ventana abierta;
tal vez esté de guardia algún mulato
que pare los relojes.
Anabel Caride
Publicado en el blog anabel-nanasparahombresgrises
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