Te agrandas, espiral,
desde tu origen.
Rompes las orillas
que ciñeron tus brazos,
las orillas
que acabaron tus ojos.
Vuelas hacia otras respiraciones,
aroma,
con la señal
de tu principio único.
Olvidas tu primer llanto
de nueva criatura
y sueñas eternidades
sobre paisajes múltiples.
Del libro El silencio se estremece de
ANTONIO ABDO
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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