Las olas la llevaron
a la arena pasito a paso
la empujaba el agua
y se quedó durmiendo
cual sirena
Vestidita de espumas,
en su enagua ponían
las estrellas
luz marina
como si fueran
chipas de una fragua
Amaneció vestida
de azulina
y la vi entre la espuma
que brillaba
ostentando
su alegre purpurina
Así, llegó a mis manos,
es mi esclava
no ha vuelto a ver el mar,
a veces llora
y otras me cuenta
lo mucho que soñaba
poder jugar
conmigo,
como ahora.
Del libro Cachivaches de
JULIE SOPETRÁN
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