Atrape ese suspiro
pero, no tu aliento
y… hoy lo tengo
entre mis manos
lleno de ilusión y esperanzas,
lo guardare entre mis vestiduras
para acariciarlo luego.
Atrape tu beso
pero, no tu boca,
y tras él quedo el silencio
con tal dulce perfume...
pero... se apagó
perdiendo su aroma.
Atrape tu mano
que rodeo mi cintura…
Y apreté mi cuerpo contra el tuyo
notando la sensualidad de mis pechos.
Te mire a los ojos
y… no encontré tu mirada.
Ellos se deshicieron
mojándose en la más absoluta nada
de todos los misterios.
Y en las atardecidas horas
salgo a tu encuentro
para cruzarme con ella.
Yo, dueña de todo y sin nada…
Me pierdo en la inmensidad.
Qué hago sin tu mirada?...
María Sánchez -San Fernando-
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