lunes, 1 de octubre de 2012
TEATRO ANECDOTICO Y TEATRO DE TESIS
(Fragmento del artículo de 1921 Los Tres Enemigos del Alma Moderna-III - El Teatro Serio)
Poca palabra y mucha acción. Poca palabra, el menor número posible de palabras, y mucha intriga, mucho ir y venir de personajes, mucho incidente de esos que mantienen despierto el interés del oyente. Priva aquí, en toda su fuerza, la superstición de que, mientras todo evoluciona en la vida, mientras las demás artes -pintura, escultura, música- han dejado de ser lo que eran, abandonando cada vez más los moldes clásicos en un afán de intensificar más y más la expresión que buscan, el teatro -que es resumen de todas las demás artes- ha de permanecer inmutable, petrificado en el molde pedestre de los efectos. Teatro anecdótico, teatro de fabulitas en que le suceden, por mero azar, unas cuantas cosas alegres o tristes a los personajes y no se descubre jamás otra cosa que el llamado choque de pasiones. ¡Oh!, que no falte nunca el dichoso choque de pasiones. Pero, eso sí, que esas pasiones sean siempre las mismas, las más vulgares, las más primitivas -el odio, el amor, la codicia, la envidia, etc.-, y que siempre vengan arregladitas de manera que deleiten y entretengan al espectador (que se supone siempre un pánfilo) sin pretender enseñarle, ni predicarle, ni sacudir ninguno de sus prejuicios y rutinas de vida, por bárbaros que ellos sean.
¿Teatro de tesis, único que hoy atrae a las gentes cuya curiosidad les pide algo más que esos enredos y lances convencionales y eternamente repetidos, que sólo entretienen a los niños? ¡Jesús! ni se le ocurra a usted tamaña tontería. Las tesis aburren.
Y el resultado es un teatro fofo, desabrido, que a lo sumo se atreve de cuando en cuando a ensayar un toquesito de ese barato realismo descriptivo, que cree haber puesto una pica en Flandes cuando acierta a darnos, con precisión notarial e inartística, una visión de eso que ingenuamente llaman un trozo de vida. ¡Que trozo de vida ni que ocho cuartos! Trozo de necedad, trozo de estolidez será, que no de vida. Los detalles ornamentales de un cuarto, de una persona, o de un grupo, no son a la vida, a la vida que nos interesa, a la vida dramatizable, ni siquiera lo que la ropa es a la psicología de las gentes.
Publicado en el blog nemesiorcanales. blogspot.com
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