Tuve un sueño. Anoche soñé que nada estaba roto, que yo era una maraña de raíces, que los pelos de mi cabeza, como el vaivén de una loca, eran blancos con vetas grises y del olor del espanto de los sueños rotos. Tuve un sueño anoche. Un sueño premonitorio. Un sueño que es mío, de nadie. Uno. No quiero más.
GUILLERMO JIMÈNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
No hay comentarios:
Publicar un comentario