miércoles, 8 de agosto de 2012
COMO UN TÍTERE
He reflexionado últimamente sobre mi vida. Desde el día de mi nacimiento he sentido que mi destino estaba escrito, como si cada uno de mis pasos estuviera guiado por la siempre alargada sombra de mi padre. Hace ya un tiempo que sentía como si me ahogara el comienzo de cada nueva historia que emprendía, porque tenía la seguridad de que hiciese lo que hiciese la resolución no estaba en mis manos. Y ahora me encuentro aquí, con apenas veinte años recién cumplidos, pero sintiéndome, de una forma extraña, tremendamente viejo, presintiendo que hay un trágico final preparado para mí y sin poder hacer nada para evitarlo. Supongo que todo puede deberse a mi dependencia a un viejo escritor adicto a la bebida y a que mi existencia esté sometida a que él decida o no seguir escribiendo. Es difícil acabar cada día y no saber si habrá un mañana.
AZAHARA OLMEDA
No hay comentarios:
Publicar un comentario