Estás frente de mi. Tu cuerpo ha sido
consuelo para el mío cada invierno,
y en ese tu misterio simple y tierno,
holgaste solapado mi sentido.
Si acaso de viajero ya ha partido
mi espíritu evadiéndose al gobierno
de luces donde a veces ni discierno,
me ayudas a vibrar con tu latido.
Por suave, por sencillo, por hermano
de rubia y asoleada cabellera,
que ausculto tras el vidrio de mi mano,
te nombro al paladear con lisonjera
vehemencia el señorío jerezano
que marca tu linaje de solera.
Jerónimo Castillo. Argentina
Publicado en la revista Oriflama 20
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