RESQUICIOS
Te asomas con suspiros de larva minuciosa. Ves hilillos, ves algo borroso, una cucaña de agua. Las orejeras se cubren de rocío y hollín. Raspas con tus dedos más pequeños el papel de regalo en el que envuelves el paraíso. Escribes un e-mail al tonto que te hace llorar y pides exagerar los gestos, hacer crucigramas de piel con las uñas. Pides cambiar la estúpida telaraña de las circunstancias. Y respirar besos de hinojo y hierbabuena. Solo eso. Y no es poco.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÀNDEZ -Mérida-
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