La muerte es la que nace tan aprisa
que apenas deja tiempo de despido,
no importa que hayas vuelto o te hayas
la muerte tiene ya su hora precisa.
Tampoco importa vestirte de otra guisa
que saigas o que vuelvas a tu nido,
tu horario será siempre ya cumplido,
tu cuerpo envuelto en sayo o en camisa
No desprecies las horas no cantadas,
ellas vendrán después, pedirán cuentas
de lo que les dejaste abandonadas.
Si no hiciste balance de tus ventas
y dejaste las deudas, olvidadas
pedirán beneficio de tus rentas.
Isabel Diz Serrano, España Del libro: Sonetos de la buena muero
Publicado en la revista Carta Lírica 40
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