jueves, 7 de junio de 2012

NUNCA FUI UN BUEN PRESO

Me esperaban a la salida
y me obsequiaron con besos y abrazos,
con homenajes
para intentar recuperar
el tiempo atrasado
y con palmaditas en la espalda
diciéndome ¡¡¡Por fin!!! y ¡¡¡Ya era hora!!!

Yo disimulaba una sonrisa agradecida
y brindada con todos por el término de mi condena.

Se me  vino a la cabeza
eso de que es deber y obligación
de todo presidiario
intentar la fuga.

Pero en mi interior sabía
que no merecía aquello:
nunca fui un buen preso...
Nunca intenté escapar
de la cárcel de tu entrepierna.

Del libro Poemillas de urgencias de FRANCISCO TOMÁS BARRIENTO -Campofrío-

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