Me arden los ojos cuando estoy contigo,
cuando te estrecho en un sublime instante;
cuando duermes también, de mí distante,
y lloro a veces si no estás conmigo.
Río si ríes y en ti busca abrigo,
en tus ansiados brazos, mi alma errante;
mar de felicidad viva y constante
por el que día y noche te persigo.
Llora el hombre de miedo cuando muere.
Rompe el niño en sollozos al nacer.
Tú, mujer, lloras si mi amor te hiere.
No tengo que decirte que mi llanto
no es de temor, dolor ni de mujer.
De sobra sabes que es de amarte tanto.
Antonio Macías Luna. Chile
Publicado en la revista Oriflama 16
No hay comentarios:
Publicar un comentario