Esta muchachita de labios pintados,
melena, vestido vistoso, sombrero castor,
es cajera en una casa de peinados
y conoce el neologismo trágico: ¡control!
Cumple su horario como una hormiguita,
con los de la Casa es perfectamente casta,
y ciérrales el escote con dos cintitas
y tiene en su media una raya de: ¡basta!
Pero sabemos que visita casas sospechosas,
hace unos días que está muy ojerosa
y esta mañana... ¡vino tan tarde!
Ella es honesta en su Caja, pero resulta una ganga
hacerle un recordatorio corte de manga...
...¡Pst!... todo macho es un cobarde.
Nicolás Olivari
(de su poemario "El Gato Escaldado")
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