Desnudo...
Cae el pelo; sólo queda el frío.
Erguido...
El suelo se aleja, tiembla, y emito una queja al ver, aterrado, que cuesta caminar.
Observar...
Las figuras se manchan, el miedo no canta y los sonidos se ahogan en un vacío inmenso.
Y pienso...
Que creo que debo, que puedo, pero sólo si quiero, aunque no sé si me atrevo, si llegado el momento, espero perplejo o, como caso extremo, me decido, recuerdo el instinto y empiezo a actuar.
Jor Tremech seud.- (España)
Publicado en la revista digital Minatura 117
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