No tengo forma, ni color, ni peso,
ni me alcanza tu tacto o tu retina,
ni se me siente, ni se me adivina,
pero soy, ah, sí, soy, y canto, y beso.
En mazmorra de barro me hallo preso,
con las alas plegadas, golondrina
cuyo afán de volar se determina
por tenaces intentos sin progreso.
Ves mi exterior y juzgas conocerme,
mas no es el ojo quien alcanza a verme,
el ojo ve la sombra, no el sujeto.
Penetrarás en mí si te desprendes
de tus formas externas, y trasciendes
la materialidad que te hace objeto.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
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