Por el camino, una roca,
pequeña, escondida, y lisonjera, resbala;
caminante de paraíso, islas y desiertos,
entre tormentas, espantos y resuellos.
Difícil es mirar atrás, cuando todo se diluye,
roca tras roca, algún abismo, paraíso, espera.
Aquella señal difusa, parece que, nunca llega,
mas, cuando hacia atrás miro, un dragón de fuego.
Risa, risa loca del camino que, me ampara,
caminata impaciente, cuyo fin, no se divisa,
solas y sórdidas, piedras, caen en mi rumbo;
sus caras son difusas, sus sonrisas, pasajeras.
Camina rápido y más rápido,
sin que sientas lejanía, ¿cuál es, roca, tu salida?
El fuego que te atormenta, mar de amores es,
amarrada, una sombra en tu costado, tu vida parece.
Si es que aquella roca,
a tus pies, desnuda y fría, aparece,
tal vez, un poco de calor podría darle, o,
si, de tus ímpetus es, lánzala lejos y, otros rumbos dale.
DAVID PEÑA ARISTIZABAL -Colombia-
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