2606
Mi sueño acaba en ti. Ya no lo tengo.
Eres mi despertar. Abro los ojos
y contemplo el paisaje a donde vengo,
en él me interno y paso los cerrojos.
Ni dormir ni soñar ni retirarme,
sólo ser admitido a tu alborada,
cegarme de tu luz, y vincularme
a tu fragilidad sobre la almohada.
Soñar supone ausencias, no lo quiero.
Uncido a ti, en tu entraña viajero.
2607
Nacido en ti, rasgándome la vida
para mezclar la sangre y las ideas;
Ah, la vitalidad entretejida
a ese doble fluir. Cómo permeas
cuanto soy, cuanto admiro, cuanto pienso,
vivir contigo en nexo diamantino,
morir contigo en espiral de incienso,
para resucitar a otro camino.
2608
Se vive en la medida en que se ama.
Qué fragmentarios años he vivido.
Muchas veces amé de rama en rama,
pero muy pocas tal como es debido.
2609
Al toque del amor se abren los cielos,
y al resonar el ángel la trompeta,
la inspiración, desnuda de sus velos,
se te abrirá, sintiéndote poeta.
2610
Te pienso entre las sábanas, y en breve
te hago el amor en el portal del sueño,
y me duermo sin ti, pero contigo.
Abro los ojos a la aurora. Llueve
quietamente en el páramo, y me empeño
en sonreir feliz. No lo consigo.
Te tuve anoche. No te tengo ahora.
Difícil sonreir cuando se añora.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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