lunes, 2 de abril de 2012

LAS DIEZ

Eran las diez en punto. La campana
del convento mezclaba su tañido
al vuelo del zorzal, que estremecido,
cruzaba errático ante mi ventana.

Eran las diez; tus diez de la mañana,
hora en que el sexo yace adormecido
y, ausente en el trabajo, tu marido
hojas de cálculo tedioso hilvana.

Y en estas diez, plenarias, luminosas,
vestíbulo sensual de las esposas
que en estériles noches languidecen,

el pulso de tus venas se encabrita,
y en tu cuerpo vibrante de Afrodita
las más íntimas grietas se humedecen.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-

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