La piel de la tarde
fría
se resquebrajaba
en poemas
de una ilegible grafía
que en unos labios cerrados
serán
la sonrisa de una oblicua
que en esferas de silencio
resbale
con fantasmales acentos
de ilusiones convertidas
en el más prosaico cuento
de una realidad torcida.
JOSÉ LUIS MARISCAL -Horcajo de Santiago (Cuenca)-
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