UN RACIMO
Un racimo,
un racimo de cerezas,
poesía viva al rojo vivo,
alegraba nuestra mesa.
Yo era un niño,
un niño en flor de inocencia.
Las cerezas lo sabían,
lo sabían las cerezas,
que me sabían a besos
de niñas hadas angélicas.
JUAN CERVERA SANCHIS-México-
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