DESPEDIDA DE UN AMIGO
Dedicado a Alfonso Jiménez.
El ocaso con su luz incierta
débilmente alumbra la estancia,
entro... casi de puntillas
temiendo perturbar su descanso.
Pálido y esquelético, en un rincón del lecho
acurrucado, entreabre los ojos para ver
quien entra.
Diríase, que está esperando a alguien.
Me reconoce al instante
un susurro hueco sale de su garganta
para decirme hola.
No puede hablar, su terrible enfermedad
no le deja articular palabra.
Intenta decirme algo por señas y abre mucho
los ojos como presintiendo que no volverá
a verme más.
A modo de despedida, coge mis manos,
y en un resorte las aprieta como una fuerza
extraordinaria que ya no posee. Beso su mano.
Las lágrimas arrecian mis ojos y pronunciando
un "nos veremos" salgo aprisa de la
alcoba para que no me vea llorar.
Bañada en un mar de lágrimas, con un profundo
dolor en mi pecho, lloro sin consuelo
la triste despedida de este viejo amigo,
que siempre fue alegre y risueño.
Ocho días más tardes me han comunicado que ya
se ha marchado, después de una larga enfermedad
y muchos sufrimientos. Ojalá encuentre el descanso eterno
pero para mí, no ha muerto...
porque no se muere lo que se va,
si no lo que se olvida.
NATIVIDAD GALEA-Pineda de Mar-
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