Igual que el viento cabalga en la ola
arrastrando una tabla a la deriva,
el toro va buscando la querencia,
su faro, su puerto, su playa y su arena.
Su día y su noche las funde una tarde
en que toman a su casta medida.
Su mar es profundo, su negrura grande,
su fuerza y sus sueños, se pierden errantes.
Del fondo se desprenden los rojos corales
que van desgarrando su piel y su carne.
Siente la impotencia, del que pierde el barco,
se agarra a su tabla, que busca las rocas,
donde se le quiebran en dos sus entrañas,
la mitad.. a flote.. la mitad truncada.
Las olas le llevan más lejos que nunca,
a la cresta del mundo, su mundo que parte,
a un viaje extraño, oscuro y silencioso..
y deja que lo lleven.. buscando otros mares.
Del libro “Querencias Taurinas” de Mayte Andrade-Benicarló/Castellón-
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